Las causas de la ELA se desconocen. Cada vez hay más evidencias de que la ELA es una enfermedad que responde a una combinación de factores genéticos y no genéticos, es decir, que en el inicio y desarrollo de la enfermedad no solo influye la genética, sino también lo que se llama exposoma: el individuo y su entorno, como el estilo de vida, condiciones médicas y exposiciones a agentes externos relacionados con la ocupación y el medioambiente. En resumen y según expertos, la ELA debe ser considerada un síndrome clínico, con diferentes formas de presentación y con múltiples causas.
Sólo entre el 5 y el 10% de los pacientes de ELA tienen o han tenido familiares de primer o segundo grado con la misma enfermedad o con Demencia Frontotemporal. En estos casos, mutaciones en genes relacionados con la ELA explican la enfermedad. Sin embargo, la mayoría de los pacientes con ELA que contraen la enfermedad en la edad adulta (90%) no tiene un historial familiar de ELA, la enfermedad se presenta en casos aislados. A esto se le llama ELA esporádica. La explicación de por qué aparece esta enfermedad en estos casos atiende al exposoma junto con otros factores genéticos que desconocemos hoy en día.
Causas Genéticas
Los estudios genómicos desarrollados en los últimos años han permitido incrementar el número de genes conocidos que se vinculan a la enfermedad.
Un paso clave en la determinación de los factores genéticos de la ELA se consiguió en 1993. Científicos apoyados por el National Institute of Neurological Disorders and Stroke (NINDS) descubrieron que las mutaciones en el gen SOD1 estaban asociadas con algunos casos de ELA familiar. Aunque no está claro todavía cómo las mutaciones en el gen SOD1 causan degeneración de las neuronas motoras, existen indicios crecientes de que el gen involucrado en producir la proteína SOD1 mutante podría volverse tóxico. Desde entonces, se han identificado más de veinte genes relacionados con la ELA familiar. Aunque algunas mutaciones en estos genes han sido halladas en pacientes sin historia familiar de ELA (REFERENCIA). Además, cada uno de estos genes descubiertos está revelando nuevas pistas sobre las posibles causas y mecanismos de la ELA y formas de tratarla.
Hoy en día, la única terapia génica aprobada para tratar la ELA es el tofersen, una terapia génica contra el gen SOD1.
En el 2011, se consiguió otro descubrimiento importante, cuando los científicos encontraron que un defecto en el gen C9ORF72 no solo está presente en un subgrupo significativo de personas con ELA, sino también en algunas personas con un tipo de demencia frontotemporal (DFT o FTD por sus siglas en inglés). Esta observación ofrece indicios de nexos genéticos entre estos dos trastornos neurodegenerativos. La mayoría de los científicos creen ahora que la ELA y algunas formas de DFT son trastornos relacionados.
Exposoma
Aunque la evidencia de la asociación entre exposiciones ambientales y la ocurrencia de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) es limitada e insuficiente, diferentes estudios epidemiológicos apuntan que la exposición a pesticidas, a metales y a algunos contaminantes atmosféricos podrían incrementar el riesgo de padecer ELA.
Aunque aún no se ha encontrado una asociación clara entre algún factor ambiental y el riesgo de desarrollar ELA, las investigaciones futuras podrían mostrar que algunos factores intervienen en el inicio y desarrollo de la enfermedad.
Para avanzar en la investigación sobre las causas de inicio y progresión de la ELA, es muy importante contar con datos fiables tanto clínicos como socioeconómicos de todos los pacientes con ELA.
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