El ensayo de fase II FORTITUDE-ALS publica sus resultados

En la búsqueda de terapias para los enfermos de ELA hay varias estrategias complementarias que se están siguiendo de manera simultánea. Con los conocimientos que se están acumulando tras años de investigación son cada vez más las opciones que se abren para encontrar tratamientos efectivos para la ELA.

Un primer gran grupo de estrategias terapéuticas busca tratamientos para frenar la neurodegeneración. Estos tratamientos atacan dianas en diferentes procesos celulares que contribuyen a la degeneración neuronal. Como cada vez se conocen mejor estos procesos, los tratamientos se diseñan cada vez con más precisión.

Pero esta no es la única estrategia que se está siguiendo para poder frenar los efectos de la ELA. Hay una serie de tratamientos que no atacan directamente al proceso de neurodegeneración. Estos tratamientos se enfocan en buscar soluciones a los efectos que tiene esa neurodegeneración.

Un ejemplo de esta última estrategia es el ensayo en fase II FORTITUDE-ALS que tuvo lugar en varios países del mundo recientemente. Este ensayo ha evaluado los efectos de reldesemtiv en enfermos de ELA. Este medicamento pertenece a un grupo de moléculas que se llaman Activadores de la Troponina de los Músculos Esqueléticos Rápidos (ATMER). Como puede deducirse de su nombre, en lugar de actuar sobre el sistema nervioso, actúan sobre el sistema muscular.

En este ensayo han participado 458 pacientes a los que se dividió en cuatro grupos de modo aleatorio. A un grupo se le administraba placebo y a los otros tres, una dosis distinta de reldesemtiv a cada uno. Además, se tuvo en cuenta la diferenciación dentro de cada uno de estos grupos de qué pacientes tomaban riluzol o edaravone a la hora de analizar los resultados.

Lo más destacado de este ensayo es que concluye que el reldesemtiv es bien tolerado y que parece que se asocia a una tendencia a reducir la progresión de la ELA. Como efectos secundarios han observado algunos casos de nauseas y fatigas y niveles elevados de transaminasas hasta 5 veces por encima de lo normal, pero que tienden a resolverse tras la interrupción del tratamiento. La deducción de estos datos es que el reldesemtiv sería un fármaco seguro.

En cuanto a su efecto en el desarrollo de la ELA, se midió a través de varios valores cuantitativos. El valor cuantitativo primario fue el cambio de la Capacidad Vital Lenta (SVL) hasta la semana 12 de tratamiento. Los valores cuantitativos secundarios fueron los cambios en la escala ALSFRS-R y la curva de fuerza muscular. En estos factores se observaron tendencias positivas pero que no resultaron estadísticamente significativas en su globalidad. Pero si que había una reducción estadísticamente nominal en el cambio en la ALSFRS-R a las 12 semanas en los pacientes que tomaban riluzol junto al reldesemtiv. Esto podría indicar que hay cierta sinergia entre ambos.

Y se observó una reducción en los cambios de la ALSFRS-R a las 12 semanas que era estadísticamente significativa en aquellos pacientes que estaban dentro de los primeros dos años tras la aparición de los síntomas de ELA. Y lo mismo se observaba en los pacientes de evolución rápida de la enfermedad. Esto apuntaría a que sería más efectivo en fases iniciales

En cuanto a su eficacia, los resultados parecen modestos, pero este ensayo estaba diseñado para asegurar sobre todo que es un tratamiento seguro. Su fin era encontrar posibles efectos secundarios peligrosos y qué dosis son adecuadas para mantener esa seguridad. 

Por lo tanto, sería interesante que se realice un ensayo clínico de fase III que pueda confirmar estos datos de eficacia. Aunque no sea un medicamento diseñado para frenar la neurodegeneración en sí, se estima que su efecto mejorando la respuesta muscular afecta al ritmo de eliminación de las motoneuronas. Al tener que trabajar menos para conseguir los mismos resultados, la actividad de las motoneuronas podría conservarse más tiempo.

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